Durante 35 años viví enfocándome en hacer felices a los demás, descuidando mi propia «felicidad». Creí que acumular bienes materiales y ser «mejor» que otros era mi propósito de vida, pero estaba equivocado. Todo cambió cuando conocí a mi madre tras atravesar un intento de suicidio. Junto a ella y con la guía de maestros como mi abuela, encontré mi verdadero propósito, guiado por una planta maestra: el Wuachuma.

Desde entonces, inicié un nuevo camino, uno de autodescubrimiento y conexión con los dones otorgados por la Pachamama. Hoy, más de 2,300 personas han recibido los mensajes de las hojas sagradas de coca y han experimentado prosperidad, expansión de conciencia y, sobre todo, han descubierto que cada uno de nosotros tiene un propósito de vida único. Solo necesitas confiar, abrirte y permitir que la guía fluya.